VOLVER A CASA
«Homines, dum docent, discunt»
Séneca, Epistulae Morales ad Lucilium (VII, 8)
“Como volver a casa” contestaba en mis primeros
días de prácticas en el IES Aramo, cuando me preguntaban por mis primeras
impresiones. Y es que la que fue mi casa durante seis años no había cambiado
prácticamente nada en su continente, aunque sí algo más en su contenido: gran
parte de los profesores que me dieron clase, y dejaron de alguna forma su
impronta en mí, ya no estaban en el centro; con los que siguen el reencuentro
fue muy enternecedor.
Ahora han pasado tres meses y me quedan solo unos
días como profesora en formación y, ciertamente, mis ideas previas no han
cambiado demasiado en lo que atañe a la tarea docente en enseñanza secundaria,
relacionadas con la dificultad y a la vez recompensa de este trabajo, y con una
realidad que tiene mucho más que ver con una labor del profesor como
orientador/mediador/facilitador del aprendizaje (me atrevería a decir que de la
vida), que como mero transmisor de conocimientos. En esta línea, algo que no
tenía tan presente antes del contacto directo, es la inherente implicación
emocional que requiere la práctica profesional en este nivel educativo. Las
personas a quienes enseñamos son mucho más que discentes de nuestra docencia:
es imprescindible (e inevitable) tener en cuenta sus individualidades y circunstancias.
Me encontré con realidades diferentes y
situaciones a veces delicadas que traté de la mejor manera posible, pero para
las que no contaba con formación previa. Y aquí está precisamente la clave:
toda mi vida académica he orientado mis esfuerzos al perfeccionamiento en mi
disciplina, la Historia del Arte, y en el último año en concreto a la profesión
de docente de Geografía e Historia; he tenido experiencias anteriores dando
clase en otros niveles, pero nunca antes había aprendido a “educar”, a influir
de forma decisiva en la vida y futuro de algún joven. Creo que asumir esto es
una de las cuestiones que más me han enriquecido, llegando a la determinación
de que, cuando el objetivo es transmitirlo, el contenido se convierte en una
excusa y la verdadera dificultad está en aportar algo significativo a tus
alumnos.
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