Querido mío,
Acabo de despertar y mi primer deseo, tras dejar entrar la luz en mi cuarto, ha sido escribirte unas líneas para endulzar tu día. Podría dedicarte millones de versos, poemas infinitos, sacar un cuento de tu hermosa sonrisa o una intrigante novela de tus preciosos ojos. Pero en cambio, he decidido dedicarte mis sueños. Hoy he soñado contigo, con nosotros. Y parecía tan real, podía tocarte, besarte, sentirte a mi lado… Pero no lo era. Y la incertidumbre acaba siendo el día a día de muchos amantes de los sueños.
No sé qué ocurrirá con nuestra historia, es como un libro y yo quiero saber el final. ¿Viviremos felices para siempre? Los pensamientos no son más que un espejo difuso de la realidad. Llevo sin verte meses, ¿cuándo volverás? ¿cuándo podré abrazarte de nuevo? Hoy he abierto la ventana, para que se escape el tiempo sin verte. Pero, aun así, te necesito. Sueño con el día en el que viviremos ya juntos, sueño con ser feliz a tu lado, sueño con darte un beso de buenas noches, sueño, sueño, sueño… Y "los sueños, sueños son", pero nada es real. Siento que mi destino y el tuyo están unidos por el ansia de dos corazones que aman. No sabes cuánto amor se me escapó esta mañana en un suspiro al recordarte.
No sabes que lo que por ti siento, no lo he sentido por nadie. No sabes que te quiero, que te adoro y que te vuelvo a querer. Estoy atrapada en un hechizo, el mismo que me arrastra hacia ti, mi vida, ese que atraviesa mi corazón de lleno y hace que no pueda pensar en otra cosa que no seas tú. Invades mi mente y mi corazón y, luego, mis sueños. Pero eso es todo lo que eres, un sueño, y los sueños no son más que ilusiones. Me han dicho una vez que aquel que tiene ilusiones es un iluso, ¿seré, pues, una ilusa que sueña? ¿Una soñadora que se ilusiona? Ni yo tengo respuesta para estas preguntas.
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